| Volando dentro de una lamparita de 25 wts
 Sesiones escritas
 
 
 
         
    
	 
	 Cobardía sin consuelo
	 
    
	
      Nadie vino a mi casa ayer, las ventanas comenzaron a extrañar
 perfumes de fresnos y gatos de baldío.
 Me ahorcaría con tus sabanas
 si estuviesen mas limpias
 me injurio en insultos, antes de irse.
 Quede callado.
 Nadie vino a consolarme ayer,
 el semáforo de la esquina brillo violeta
 en su confusión de ritos vacuos,
 la puerta de madera se humedeció en lágrimas
 abriéndose y cerrándose vanamente,
 en un ataque de desconsuelo, el teléfono,
 se arrojo suicida por la ventana;
 yo no tuve las agallas.
 Me quede nuevamente en silencio
 sentado en un rincón de la habitación.
 Observe detenidamente el cielo raso
 durante infinitas horas,
 solo pensé en lavar las sabanas.
 
         
    
	 
	 Un dia de gracia
	 
    
	
      Se acerca el profeta renunciando a su oráculo,
 a su fiel instinto autocomplaciente,
 masoquista,
 insano,
 maquiavélicamente hermoso.
 Interrumpe los segundos,
 acosando con colores a la ciudad,
 guarda su guadaña en la solapa,
 y se viste con su mejor traje,
 de margaritas marchitas
 y nueces sin cáscaras.
 Se confiesa cansado,
 girando en círculos herméticos,
 viciosos y arrogantes.
 Se adentra sin salir de sus quimeras,
 y en cada paso que da
 retroceden los años.
 Una mueca complaciente y dubitativa
 de la luna para su andar espiralado,
 lo seduce a los precipicios.
 Cierra los ojos,
 expone su rostro a la brisa,
 su cuerpo al vendaval,
 sus manos a la tormenta
 y su sonrisa a la oscuridad de la neblina.
 Sus pies inmóviles en la cornisa,
 el profeta nunca termina de caer.
 
         
    
	 
	 Ahogandonos en ensueños
	 
    
	
       No estaré despierto,
se nublará mi vista, se ensuciará 
la canción de cuna 
y en el llanto melancólico del infante 
nacerá una mariposa negra y violeta. 
Tampoco estaré dormido, 
y los relojes se inmovilizarán
cuando los pies empiecen a danzar
en las terrazas de los rascacielos.
Nunca nadie escucha a los locos, 
ni a las cigüeñas abortando fantasías, 
menos aún a los niños predicando el holocausto. 
Ni siquiera estaré aquí, 
reposaré mi reflejo en una estrella
vestido de gala para la ocasión. 
Y en el periódico saldrá la foto de tus pensamientos, 
rociando de soledad y nostalgia
las quimeras de los sonámbulos. 
Intenta no mencionarme, cuando hables 
de la caída de los que perdieron el sueño
en tus brazos. 
De los que aniquilaron en un suspiro
a las orugas más bellas.
 
         
    
	 
	 ojos desnudos
	 
    
	
       El lápiz labial pintó de gris
 esas infames bocas.
 Besándose maliciosamente
 para  el vuayer, que sin más remedio
 miraba, sin comprender este gesto.
 Que no merece llamarse obsceno,
 Lilth se desilusionaría,
 ni prohibido, ni provocativo
 no merece esos honores
 pensaba el vuayer que tanto había besado,
 no le pertenece las bocas que ha besado
(aunque halla depositado toda su libido en ella)
 si, el dolor de las ausencias,
 si, el sufrimiento que los ojos contempla.
 Los observó detenidamente, y levanto la copa
 para brindar por sus almas de infante;
 todos en el bar pasaron a observarlo
 y el vuayer se sintió desnudo.
 Lamentó que la copa al caer,
 no le corte los ojos a los mirones,
 no le aje los labios a esas bocas.
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