Escurridiza
No eran lágrimas,
mirabas mi ojos
creías ver agua;
agua teñida,
agua roja.
No era agua
lo que bebía,
pero me llevaba
más veloz
que un río.
Te viste reflejada,
tuviste miedo,
tuve miedo de tu reflejo
en aquel charco;
O era mi reflejo
el que lloraba
creando el charco.
Las palabras humedecidas
se evaporaban
ante tus oídos.
Todo parecía agua
esa noche tormentosa
e ilusos nos dispusimos
a nadar hasta la eternidad
en un rió sin agua;
en unos ojos sin lagrimas.
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