Sin Dolor
Bebe el resto de mi sangre después de matarme,
degollado en la pinotea suelo ser sensual.
Arranca mis piernas antes de que corra por miedo;
quítame las manos sin que lleguen a cubrir mis ojos,
quítamelos también a ellos después de que observen todo;
córtame la lengua con el beso más profundo que puedas dar,
que el silencio acompañe el silbido del bisturí bailando
entre los trozos de mi carne despatarrados.
No me anestesies, prefiero estar conciente en cada corte,
sentir cada uña desgarrando la piel.
Quiero que te veas en el espejo ensangrentada,
verte bañada en mí, recorriendo todo tu cuerpo;
sacia tu sed, tú lujuria, tu pecado más oscuro.
Envíame una postal de Tilcara tres meses después,
iré a buscarte para que vuelvas a hacerlo.
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