Canción de cuna
En el silencio de mis ojos encarnados
irrumpe un oasis en mi almohada,
trato de perder la visión
mas allá de las palabras.
Me queda el nudo en la garganta,
en tu oscuridad,
despierto sonriendo
al espejo, mintiéndome bello.
Te invito al jardín
detrás de mi casa,
de mi otra casa,
la vacía,
la opaca, la que cubre
con un velo los relojes,
la que sofoca mis noches.
Nada que hacer durante el día,
salir a caminar, quejarme
de la gente que duerme mientras
tropieza con su sombra.
Desenrollar la serpiente de cascabel
sin pisarla para que no muerda.
Recordar, insensata
necesidad de los hombres solos,
épocas en las que no existió
el tiempo.
Los momentos más felices de mi vida,
los besos más inesperados
se apiadan en mi memoria.
Estas vos.
Y esta la mueca de tus cejas
levantadas imitando el retrato
de mi cuerpo.
Suave,
haciendo cosquillas a mi ego,
pides que te cante una canción
antes de cerrar los ojos.
Canto.