Sin palabras
No se si me permitas preguntar
¿por que mi cuerpo desnudo
amenaza,
siendo tu boca la que asfixia
mis silencios;
mis estúpidos entretelones
que reposan en tu sexo?
Tus lagrimas frías que
inundan mi precosa prosa,
ahogándome lentamente,
sofocando
transpirándole las sabanas
a los oídos al vecino.
¿Puedo preguntar
por qué?
¿por qué la habitación
entremezcla los colores,
los licores de tu piel?
Mis piernas tiemblan
mis brazos en llamas,
mis manos tiemblan,
mis pecados tiemblan;
mis recuerdos te llaman
y vos.
Vos mirando
la mancha de humedad
del techo,
parpadeando en la soledad
de estar
recostada cerca mío.
Suspiras,
y yo callo mis preguntas.
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