Sobre mis cruces
Me escondo del cielo
que acusa a mis arrugas,
-Eva, no comas la manzana-
Se enrosca la serpiente
mientras camino por la ciudad.
camino solo,
buscando una casa
en una ciudad.
No conozco el camino
y me entrego al paisaje.
La casa era verde,
debí suponerlo.
(Verde como la copa del manzano)
Un espíritu me da la bienvenida
desde la ventana
y subidos al serpiente
comenzamos el vuelo.
Lejos de los árboles
y sus oídos,
más lejos aun,
de las manzanas
y sus ojos.
Destruimos las torres
que tienen relojes.
Derribamos el tiempo
volando lo más lejos del cielo
para acallar sus labios,
las miles de bocas
que esconde entre sus tormentas,
entre sus tormentos.
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